Antena 3 emitió el 13 de enero de 2015 el reportaje «El Congo» dentro de su programa «En tierra hostil», un espacio dedicado a mostrar «la dura realidad que se vive a diario en algunas de las zonas más peligrosas del planeta». Sin entrar a valorar este formato de reportajes que algunos llaman de road movie y que contiene buenas dosis de espectacularidad o sensacionalismo, según se quiera mirar, lo cierto es que a nuestro entender nos permitió adentrarnos en una de las realidades más oscuras de este mundo de las tecnologías móviles, con un enorme impacto social y medioambiental, una realidad desconocida para la mayoría, poco acostumbrados como estamos a preguntarnos de dónde vienen los productos que consumimos, con la connivencia de la empresas, que lógicamente prefieren revestir sus productos de ese halo de magia como si hubieran sido fabricados por los mismos ángeles.

Y esa realidad no es otra que las condiciones de semi-esclavitud con la que se extrae el coltán -mineral imprescindible para las tecnologías móviles- y los oscuros negocios que se sostienen con su tráfico, ilegal en una gran parte. La explotación del coltán estaría, según denuncian diversas fuentes, en la base de la Segunda Guerra del Congo, país al que se le supone contener el 80% de las reservas mundiales de este preciado mineral (más información accesible a través de Wikipedia).

El reportaje de Antena 3 (accesible en Atresplayer previo registro) nos permite acceder a una de las minas más grandes del país, en la que trabajan unas 3.000 personas en situación de semi-esclavitud y con mínimas medidas de seguridad, controlada por antiguos rebeldes ahora trabajando junto al gobierno. Una mina en la que también trabajarían niños aunque son sacados de la mina antes de permitir el acceso de las cámaras. Una mina, entre tantas, en las que las muertes serían habituales aunque no se pueda hablar de ellas. Y cuando no muertes, numerosos problemas de salud provocados entre otras causas por los gases que se desprenden en las galerías y la radiación de otros minerales que se encuentran en las mismas minas. Y eso que esta mina es una de las «legales».

El reportaje también pone de manifiesto «el pillaje» -por decirlo de una forma suave- entre empresas y gobiernos, de aquí y de allí, para mantener el status quo en la zona, donde una gran parte del tráfico es ilegal, sin ningún tipo de control externo. Y donde China, según palabras de uno de los entrevistados, ha cobrado una fuerte presencia en los últimos tiempos hasta hablar de «expolio», apoyado en el uso de prisioneros chinos que serían trasladados hasta el país africano para trabajar en sus minas.

Interesantísimo reportaje, pues, para desvelar una de las caras más oscuras de nuestro mundo tecnológico, al que, de forma inconsciente en su mayoría, contribuimos entre todos con nuestro consumo. Confiemos en que el tomar conciencia de estas realidades nos ayude a contribuir también al cambio de esta realidad. Pues como señala el autor del reportaje, «la ignorancia ya no nos exime» (y no olvidemos que cada vez también menos la falta de alternativas).

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