En medio de los poco esperanzadores debates de la COP26 y bajo la amenaza de estar al límite de emisiones de CO2 que marcaría una catástrofe medioambiental, seguimos con nuestra labor de poner el foco en la contribución que hacen las TIC a este cambio climático, un sector que se estima sería responsable en su conjunto de aproximadamente el 4% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero y, lo peor, con una proyección de crecimiento como pocos otros sectores.

Nos acercamos ahora a un informe que intenta evaluar el impacto concreto del videostreaming, el servicio según diversas fuentes responsable del 80% del tráfico de internet y que no para de crecer (por tanto, el principal responsable de las emisiones de CO2). De ahí que la estimación de su impacto sea crucial. Pues bien, la estimación realizada por Carbon Trust, una organización que asesora a empresas y gobiernos para reducir su huella de carbono, fija para Europa una emisión de 55 gramos de CO2 por cada hora de streaming de vídeo (las estimaciones son siempre complejas pues dependen de muchas variables, como la metodología que se emplea para el cálculo, el lugar y la composición de fuentes más o menos renovables de su rejilla eléctrica, etc.). Esta estimación incluye desde el almacenaje del vídeo en «en la nube», la transmisión por la red y la recepción por parte del usuario/a. Y se refiere exclusivamente al vídeo bajo demanda, no al live streaming.

Según los autores del estudio, esta estimación estaría por debajo de otras anteriores debido en parte a la mejora de la eficiencia energética de redes y equipos, y sería equivalente a hacer 4 bolsas de palomitas en un microondas o circular 250 metros con un coche de gasolina (una estimación más alta utilizaba Saveonenergy en su estudio sobre el impacto de las principales producciones de Netflix, que se puede ver en la infografía al final del texto).

Quizá 55g pueda parecer poco pero multipliquémoslo por los 1.000 millones de horas diarias consumidas de Youtube o los más de 200 millones de suscriptores de Netflix, otros tantos de Amazon Prime, los 140 de HBO o los 100 de Disney+, por hablar de las plataformas más exitosas, con una media diaria de consumo por suscriptor/a de cerca de 2 horas. Total, grosso modo, al menos unos 2.000 millones de horas al día sólo en las principales plataformas. Es decir, al menos 110.000 toneladas de CO2 al día. Ya no parece tan poca cosa…

Y este cálculo es para Europa, donde la rejilla eléctrica se alimenta de más energías renovables que en el resto del mundo.

El principal responsable del consumo es el dispositivo receptor, siendo mucho más alto en un televisor digital de 50 pulgadas que en un portátil o en un móvil (hasta 90 veces más consumo en el primero que en el último). Y también varía mucho si la calidad del vídeo es estándar o de alta definición. Por tanto, elegir bien nuestro dispositivo receptor, seleccionar los contenidos en una calidad estándar, además, por supuesto, de reducir nuestro consumo de vídeo streaming serían las principales contribuciones que podemos hacer para reducir nuestro aporte a esta imparable contribución del vídeo streaming al cambio climático.

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