La realización cinematográfica consume grandes cantidades de energía y genera la emisión de gases de efecto invernadero. La actual emergencia climática demanda un compromiso férreo del séptimo arte con la protección del medioambiente para otorgar a la sostenibilidad de las producciones audiovisuales la misma relevancia que su calidad artística.

Un estudio de la Universidad de Los Ángeles de 2006, aún hoy el más completo sobre el impacto medioambiental de las producciones cinematográficas, estima que esta industria produce 15 millones de toneladas de CO2 anualmente. En Hollywood, la meca internacional del cine, la realización audiovisual se ha erigido como uno de los mayores contaminantes de la región californiana debido a su elevado consumo enérgico y la emisión de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxidos de nitrógeno), superando a los generados por la industria de los semiconductores o la aviación.

En promedio, la producción de una película genera 500 toneladas de CO2, cifra que tiende a aumentar sustantivamente si se trata de una superproducción. Por otro lado, incluso las iniciativas dirigidas a realizar producciones sostenibles se ven en muchas ocasiones enturbiadas por la propia maquinaria hollywoodense: The Amazing Spiderman 2 ganó el premio EMA Green Seal for Production por sus prácticas de reciclaje, sin embargo, en el filme aparecen productos de compañías tecnológicas cuya manufacturación requiere de la extracción de minerales raros, cuya minería atenta habitualmente contra la dignidad y la salud humana al igual que contra el medio ambiente1.

El impacto material de la realización cinematográfica se puede explicar desde la idiosincrasia característica de un sector en el que se trabaja habitualmente por proyectos, creando decorados cuya vida es efímera y que demanda de grandes cantidades de energía para poner en marcha el complejo equipo tanto tecnológico como humano que hace posible la realización de las producciones audiovisuales.

La Tenerife Film Comission, una entidad pública dirigida a fomentar la producción audiovisual en la isla de Tenerife (Islas Canarias, España), ha sido pionera en la publicación de un decálogo para lograr producciones sostenibles atendiendo a estos puntos: 1) buscar localizaciones responsablemente; 2) comunicar al equipo de rodaje medidas para reducir el impacto medioambiental de la producción; 3) proteger las localizaciones y su entorno medioambiental; 4) fomentar una movilidad eficiente y sostenible; 5) implementar un catering sostenible (productos locales, cubertería y vajilla biodegradable…etc.); 6) reducir el consumo de artículos incentivando el alquiler; 7) motivar el reciclaje de residuos; 8) hacer un consumo eficiente de energía; 9) implementar buenas prácticas en el uso de agua; y 10) realizar un seguimiento de las medidas tomadas para implementar una producción basada en un modelo sostenible, con el fin de que dicha realización sea validada por la sociedad en su conjunto y particularmente por la industria cinematográfica.

Otras iniciativas españolas interesantes son el Another Way Film Festival en Madrid, que celebrará su sexta edición en octubre de 2020, y cuyo objetivo es informar y educar a través del cine sobre los retos ambientales a los que nos enfrentamos, y la SEMINCI, la semana internacional de cine de Valladolid, que otorga el premio Espiga Verde a aquellas producciones comprometidas con la difusión de valores medioambientales.

Por su parte, a nivel internacional destacan entre otras: Green Film Shooting, una plataforma europea que promueve consideraciones medioambientales en el séptimo arte; Green Shooting Card (Grüner Drehpass), una iniciativa alemana que otorga un certificado a las producciones verdes; y Green Production Guide, desarrollada por Producers Guild of America Foundation, y en cuya página web están disponibles numerosos recursos informativos para implementar un cine sostenible.

Sumado al impacto medioambiental derivado exclusivamente de la realización, recordemos el estudio ya publicado en esta página conducido por The Shift Proyect en 2019 que indicaba que la visualización de vídeos en la red generó en 2018 más de 300 toneladas métricas de CO2. Asimismo, Netflix y Amazon Prime serían responsables del 0,3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

La producción audiovisual es un tema transversal a la temática principal de nuestra página pero que aun así pivota indudablemente en torno a los puntos esenciales que marcan el impacto material de los dispositivos TIC y que nos hace plantearnos algunas preguntas: ¿sería oportuno incluir regularmente en las ceremonias de los grandes premios cinematográficos como los Goya o los Óscar, así como en festivales y otros grandes eventos tan destacados como Cannes, la Berlinale o el Festival de San Sebastián, un galardón a la producción más sostenible del certamen? ¿Tendría sentido que, al igual que figuran las edades recomendadas en las producciones, aparezca una indicación antes del inicio del filme que atestigüe el impacto medioambiental originado? ¿Cómo se puede concienciar al cinéfilo del impacto medioambiental del cine con la misma energía y atracción que inspiran las películas? ¿Perderá el cine su magia si desvelamos el impacto medioambiental de su producción y difusión o, por el contrario, inculcaremos un consumo que se desvincule de lo hipnótico y fomente la reflexión?

  1. Hoad, P. (2020, 9 de enero). Vegan food, recycled tuxedos – and billions of tonnes of CO2: can Hollywood ever go green? The Guardian.
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