Imagen: Max Kaus – «Küste (Amrum Boddenseite)»

1.En el año 2030, se prevé que el consumo energético producido por el almacenamiento de datos en la nube será semejante al generado actualmente por el conjunto de Japón.

2.Mientras que en el año 2017, la huella de carbono de las tecnologías de la información y la comunicación era del 1%, se estima que para 2040 alcanzará el 14% – la mitad del producido por el total de la industria del transporte.

3.Con el auge del denominado internet de las cosas, para 2022 más de 28.5 miles de millones de dispositivos estarán conectados a la red, dato que invita a reflexionar sobre la infraestructura necesaria para sostener y dar servicio a tal número de aparatos.

4.Paralelamente, se considera a la inteligencia artificial y a la minería de datos como «el nuevo petróleo», y esta analogía no es baladí: las criptomonedas (las cuales necesitan realizar numerosas y complejas operaciones matemáticas) , unidas a los servicios en línea de las redes sociales (Facebook, Instagram, TikTok, juegos en línea) y las plataformas de vídeo bajo demanda (Netflix, Spotify, YouTube, etc), entre otros muchos servicios disponibles, necesitan de grandes centros de datos para su funcionamiento, cuya energía se vale parcialmente de combustibles fósiles altamente contaminantes.

5.No obstante, el mayor consumo eléctrico proviene de las aplicaciones de los teléfonos inteligentes (a mayor número de usos del dispositivo, mayor cantidad de consumo energético y asistencia de centros de datos), aunque entidades tales como Facebook, Google y Apple ya se han comprometido a valerse de energías renovables para su funcionamiento.

Fuente:

López, A. (2021). Ecomedia Literacy: Integrating Ecology into Media Education. Nueva York: Routledge.

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